domingo, 18 de abril de 2010












NO ESTAMOS SOLOS…
ENCUENTROS EN LA CUMBRE: UN ENCUENTRO SALUDABLE Y REFRESCANTE

Título de la obra: “Encuentros en La Cumbre”
Fecha de realización: 12 al 16 de diciembre de 1990
Técnica: Auto convocatoria pluralista y solidaria
Medidas: de Ushuaia a la Quiaca
Sección: Obra macro colectiva
Autores:
Miguel Ocampo, Luis Wells, Gustavo Grünig, Emma Gargiulo,
Bettina Muraña, Jorge Peirano, Angelines Saenz, Julia Alurralde,
Eduardo García Sáez, Edward Pearson, Luz Reynal, Liliana Wells,
Solange Bunge, Richard Bunge, José M. Suhurt.
Desde Bs. Aires: Blanca Carusillo, Ricardo Roux, Carlos Alonso,
Raúl Alonso, Luis F. Benedit, Remo Bianchedi, Ricardo Carpani,
Américo Castilla, Miguel Dávila, Nicolás García Uriburu, Enio Iommi,
Keneth Kemble, Carlos de la Mota, Adolfo Nigro, Luis Felipe Noé,
Pedro Pont Vergés, Alejandro Puente, Juan P. Renzi, Pablo Suárez,
Clorindo Testa. Y 700 artistas más.

Observaciones:
Al igual que de una obra de arte realizada individualmente por cada artista en su taller, no puede decirse de “Encuentros en La Cumbre” que haya empezado el 12 de diciembre, ni mucho menos, que haya terminado cuando el último de los peregrinantes subió al último colectivo del domingo. Desde nuestro punto de vista de artistas podemos considerar a EeC como una obra macro colectiva, quizás la iniciativa grupal de mayor alcance emprendida y llevada a cabo con éxito por los artistas de nuestro país hasta el momento. Todos sabemos por nuestra experiencia individual en el taller que en algún punto del proceso creativo, la obra, al igual que un Golem cobra vida propia y va, de algún modo, haciéndose a sí misma en un crecimiento imprevisible cuyos alcances y dimensiones solo podrás medirse con el tiempo. EeC es apenas la fisión inicial que liberó una reacción en cadena, la cual posiblemente exceda las fronteras de nuestro siglo, proyectándose al tercer milenio.
Esto ambicioso en extremo, pero en realidad nuestro propósito es humilde, solo intentamos salir del aislamiento y del individualismo en el que la soberbia de nuestros iluminados precursores, y porqué no, la nuestra propia, nos sumió.
Encapsulados en un lenguaje críptico, protegidos del mundo exterior por una placenta de amigos, colegas marchans, críticos y entendidos, los artistas nos hemos convertido en una excrescencia alienígena y prescindible que no cumple ninguna función práctica en la sociedad, entidad casi abstracta a la cual muchas veces le achacamos injustamente y muchas otras con justicia, nuestros males. De esto se habló en las mesas de trabajo que durante cinco días asolaron, cual réplicas de cafés porteños, el inocente pueblito serrano de La Cumbre. He aquí algunas
De las preguntas más acuciantes que se formularon: ¿Es posible que los artistas tomemos conciencia de nosotros mismos como cuerpo cultural?
¿Es posible revertir nuestro aislamiento, insertándonos socialmente con un rol profesional claramente definido? En nuestra cultura del mestizaje, ¿cabe hablar de identidad?. En esta economía pauperizada, ¿es posible crear desde nuestro propio lugar de artistas una demanda de arte?.
Excepto en la mesa que debatió las cuestiones gremiales relativas a nuestra actividad, debate altamente fructífero ya que en él se formularon líneas de acción muy concretas (revisión de toda la legislación nacional y provincial sobre obras de arte, mecanismos legales para alentar el sponsoring empresario, personería gremial, obra social y pensiones para los artistas), la mayoría de los participantes del encuentro propuso soluciones tentativas tales como la inclusión de reproducciones en la industria del envase (expediente otrora considerado degradante) o la emisión televisiva de miniseries sobre artistas…, cual es el rol de la educación, fue una cuestión que no logramos dilucidar y que encalló en el callejón sin salida del divague teórico. Es un axioma científico que para obtener una respuesta correcta es imprescindible formular previamente la pregunta correcta. Todos acudimos al encuentro lleno de inquietudes, pero inquietud no es sinónimo de pregunta. No se tome esto sin embargo como un signo de que el encuentro fue un fracaso. En primer lugar, porque no puede darse por fracasado algo que aún no ha concluido. En segundo lugar, porque EeC fue un verdadero éxito. En una palabra (palabra de la cual, por devaluada, habitualmente nos avergonzamos) fue hermoso. Fue hermoso llegar a La Cumbre para encontrarnos con que NO ESTAMOS SOLOS. Fue hermoso trabajar y dialogar codo a codo el estudiante universitario y el profesional con treinta años de trayectoria, para descubrir que a todos nos acucia en mayor y menor medida una problemática vital común.
Precisamente, el rasgo más destacable del encuentro fue esa horizontalidad, esta ausencia total de divismo, esta saludable, refrescante y desmitificante modestia. Saludable y refrescante como el agua de los manantiales de la sierra fue el pequeño manifiesto emitido por la mesa “Miscelánea” (rebautizada Macedonia, Cuyo cuatro integrantes, saltando alegremente la brecha generacional, avizoraron desde La Cumbre el futuro (¡el futuro¡) del arte. Saludablemente tóxico y tan refrescante como el chaparrón que nos recibió (según los chinos, toda gran tormenta es signo de buen augurio… al menos para los que sobrevivan a ella) fue la instalación presentada por el grupo rosarino Rozarte, integrado por Beatriz Vignoli, Gabriela Aloras, Verónica Serra, Marcela Cattaneo, Oscar vega, Hugo cava, Gabriela Gabelich, Silvina Buffone, Pancho Vignolo, Aurelio García, César Baracca, Cristina Olguín, Miguel Pesserini, Victor Gomez. Este puñado de jóvenes caraduras tuvo el tupé de homenajear a la comisión de honor con una serie de “pastiches” dispuestos a lo largo(… y a lo alto) del Vía Crucis camino al cristo del lugar. “Creo que dimos en el clavo fue valga la irreverencia nuestro comentario unánime al ve lágrimas de emoción en ojos tan perspicaces como los de Juan p Renzi, Luis Wells, o Kenneth “Boys Don’t Cry” Kemble.
Pero habitualmente no estamos en la cumbre sino en el llano. Encuentros en La Cumbre continúa. ¿Cuántas veces hemos repetido que en la era de la informática las distancias geográficas se suprimen?. Ahora sabemos que no es una frase vacía. EeC ya propuso una primera línea de acción. La creación de una red orgánica autogestionaria y abierta que nos mantenga en comunicación a todos los artistas del país que deseemos participar activamente, con una actitud responsable y solidaria, y con lo que hemos dado en llamar una actitud artística: creatividad, lucidez crítica, entrega, riesgo. Todo lo que está vivo, hoy se enfrenta a un riesgo, no solo el de la muerte individual sino el de la muerte colectiva, representada no tanto por un posible holocausto nuclear sino por el hecho real de la extinción de las especies. La Participación activa en un organismo vivo, la red, asegurará que los artistas no nos extingamos como especie. Solo en el espacio móvil del lenguaje puede convivir lo diferente. Continuemos entonces este diálogo. Frente a la entropía: crecimiento. Frente a la pasividad monolítica del poder: autogestión. Hoy La Cumbre, mañana la primera colonia en Marte. “BASTA DE SUICIDIOS”: YA NO ESTAMOS SOLOS, podría ser un lema (y no el único) del próximo encuentro.

Beatriz Vignoli – Rosario 20 de diciembre de 1990

Para comunicarse: redencuentrosenlacumbre@yahoo.com.co

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